
Chamorga es un lugar mágico. Para llegar a este caserío, tenemos que atravesar algunas de las zonas más protegidas y húmedas del Macizo de Anaga. La línea 947 (www.titsa.com/index.php/tus-guaguas/lineas-y-horarios/linea-947) nos lleva hasta ese pueblo, de donde queremos salir para alcanzar el faro de Anaga, previo paso por Roque Bermejo.
Será un paseo tranquilo y bien señalizado, pero duro, sobre todo la vuelta, que será subida. Por eso se recomienda hacerlo con el equipamiento adecuado, estando en buena forma física y llevando abundante agua y comida, además de abrigo. Es buena ocasión, por cierto, para llevar con nosotros uno de los alimentos que desde antiguo, dan energía a los canarios: el gofio, que cuando se trata de comerlo en una excursión, se suele hacer en la típica pella junto con miel y almendras, ¡pura energía!
Serán 4 horas de caminata. A la bajada, seguimos las señales del sendero PR-TF-6. El paisaje en el descenso se irá desecando, ya que las zonas húmedas quedan arriba. Llegar a Roque Bermejo es una sorpresa, a pocos metros de altura sobre el nivel del mar, encontramos algunas casas. Junto a ellas, árboles y huertas, milagro del agua que el ser humano ha podido traer hasta esta esquina de la isla a la que solo se llega caminando o por mar. No siempre pero en las casas de Roque Bermejo podremos comprar algo de bebidas y de comida.
Como ya hemos hecho casi la mitad del camino, la mitad fácil, conviene celebrarlo reponiendo fuerzas y bañándonos en la playita o el embarcadero.
Refrescados y repuesto el aliento, toca subir. El tramo entre la playa y el faro es el más duro de la caminata, aunque al menos se hace por una amplia pista. Por supuesto, la vista desde el faro reconforta y merece el esfuerzo realizado. Se encuentra a unos 200 metros sobre el nivel del mar, es uno de los más antiguos del archipiélago y ha sido testigo de varios naufragios…
El camino que debemos de seguir de vuelta a Chamorga, donde nos espera una sabrosa recompensa, es la variante PR-TF-6.1, que nos hará pasar por las casas de Tafada, unas ruinas que nos muestran cómo esta zona llegó a estar mucho más poblada, algo que también atestiguan los bancales que podemos observar durante todo el camino, en pendientes que hoy nos parecen imposibles y que antes se cultivaban. Ya en Chamorga toca el homenaje, comiendo en uno de los lugares con más carácter de la isla. Comida sencilla y suculenta, pescado, carnes, queso ahumado.. todo servido con alegría y buen humor, sabedor el servidor y el servido de que no están en un sitio cualquiera, y que comer bien es el broche para una dura jornada batiendo a las cuestas de Anaga.
Añadir comentario