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Taborno y sus Historias para no dormir

Taborno es un caserío del macizo de Anaga, conformado por sus características casas cueva y pajares o chozas, como muestra de la antigua arquitectura rural. Su localización se encuentra dividiendo los valles de Taborno y Afur, que hacen de este enclave un fantástico mirador de la costa norte del macizo de Anaga. Justo ese barranco de Taborno marca un límite divisorio también entre los municipios de Santa Cruz de Tenerife y San Cristóbal de La Laguna, los dos más poblados de la Isla y dos de los cuatro con mayor población de toda Canarias.

Sobre Taborno, no se conoce con exactitud si su topónimo es de origen guanche o si proviene del apellido de un vecino de Taganana, el lanzaroteño Gregorio Tabordo.

Presidiendo el lugar, se encuentra el Roque de Taborno, que cuenta con 706 metros de altura sobre el nivel del mar. En este caserío destaca una pequeña ermita dedicada a San José y construida en la década de los 40 del siglo XX.

Historias para no dormir es un restaurante abierto en 2008. Es ideal para los amantes del buen comer. Su chef es francés y así lo atestigua el menú que ponen a disposición del cliente.  El local, un coqueto espacio decorado de forma acogedora, cuenta con una terraza, que suma todavía más atractivo a este restaurante. 

Además de cocina puramente francesa, también sirven comida mediterránea. Sus platos se caracterizan por un menú con productos frescos y de una calidad excelente, además de una muy competitiva relación calidad-precio.

El nombre, ese Historias para no dormir tan llamativo, se mantiene desde que se lo pusieron los anteriores gestores. Cuando el nuevo equipo se hizo cargo del local no quiso cambiarlo, a pesar de plantear una propuesta muy diferente.

¿Entramos a ver los platos? Venga, vamos: En este restaurante de Taborno, se pueden degustar platos tan originales como carne de canguro, carne de ciervo o un buey Wellington. Patrick es quien, junto con su mujer Angélica, dirigen el restaurante. En las opciones de pescado, aseguran que se compra fresco todos los fines de semana, junto con producto de kilómetro cero a agricultores del lugar. Y pese a que en Tenerife hay opciones muy buenas y variadas, han optado por diferenciarse también en esto y ofrecer solo vino francés.

Sus postres caseros son muy alabados y quienes los han probado aseguran que siempre hay que dejar un hueco para poder degustarlos. También sirven calvados, que es un aguardiente digestivo que se elabora a partir de la sidra de manzana o de pera y es típico de la región francesa de Normandía.

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