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La plaza del brunch

La plaza Ireneo González es uno de los pequeños grandes secretos de Santa Cruz de Tenerife. Un enclave cercano al parque García Sanabria, pero oculto entre edificios residenciales, a la sombra de cuatro imponente laureles de indias. Una de sus esquinas limita también con la antigua Escuela de Artes y Oficios. El palacio le imprime carácter e historia a este cuadrilátero que lleva el nombre de un destacado gramático y maestro lagunero del siglo XIX. La plaza Irene González destaca por su tranquilidad y ambiente familiar… y también por su propuesta gastronómica.

En pocos metros, se concentran el Cortxo Gastrobar, el restaurante La Mordidita, la cafetería y restaurante El Rinconcito de Dalia y Sabela Bar & Food Market. Cada uno en sus estilo y con sus especialidades dotan a este punto de la ciudad de una interesante y variada oferta para disfrutar a la hora del desayuno, el brunch, el almuerzo o la cena.

Así pues, uno de los momentos de mayor concurrencia en la plaza Ireneo se produce durante las mañanas de sábado y de domingo, cuando la cocinas de El Rinconcito de Dalia y de Sabela trabajan a toda máquina para servir dos de los brunches más apetitosos de la ciudad. Es constante el peregrinar de familias, grupos de amigos, parejas o incluso personas solitarias provistas de sus portátiles o dispositivos electrónicos, que encuentran en las terrazas de estos dos establecimientos el lugar perfecto para desconectar de la rutina semanal y entregarse a los placeres del brunch.

Esta comida que se consume entre las horas del desayuno y del almuerzo (el anglicismo procede de la mezcla entre las voces inglesas breakfast y lunch) gana adeptos a pasos agigantados. En Sabela presumen de predicar la “desayunología” y de ofrecer una de las mejores cartas de la isla para esos desayunos y brunches en los que no faltan una bebida con fruta de temporada, el café,  las tostas y una despedida dulce. Se hace difícil decidirse por una de las tostas (será mejor visitar Sábela más de una ocasión y probar varias opciones) pero podemos destacar la benedictine, que incluye salmón ahumado, huevos escalfados, salsa holandesa y pimienta sobre pan brioche; o la tosta de cochino negro, cocinado al horno y combinado con aguacate, cebolla roja, cilantro y huevo poché, todo sobre una rebanada de pan de hogaza. 

Mientras, El Rinconcito de Dalia destaca sobre manera por su exclusiva oferta de pan artesanal, que ya de por sí es una auténtica paleta de colores (y sabores). El complemento perfecto para la tabla de embutidos y de quesos con la que abrimos el brunch, que también incluye el zumo de naranja natural, fruta fresca y el café que elijamos. El Rinconcito ofrece además una copa de yogur griego natural con muesli, miel y chía y más de un toque dulce gracias a los croissants, la mermelada de higo y los bizcochones caseros.

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